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LAS LEYENDAS DE COMALA

“Puente de los Suspiros”


Transcurrían los años 1909-1910 cuando se construía en la población de Comala el primer puente, sobre el Río San Juan, calle Progreso, a fin de ser inaugurado con motivo de las festividades conmemorativas del Centenario de Iniciación de la Guerra de Independencia.

Era inmensa la novedad de los vecinos y más aún de los menores quienes, sin prever el peligro, se acercaban a observar los trabajos de construcción.

Ante tal situación  los padres de familia, deseando evitar un accidente, optaron por advertir a sus hijos que los trabajadores tomaban niños y aún vivos, los incrustaban en muros y columnas de la obra.

Cierto día un infante incrédulo de la advertencia de los mayores, atónito, observó sangre en la mezcla de arena y cal que un obrero utilizaba para unir los ladrillos de barro, por lo que pregonó en el pueblo ser verdad la indicación que habían recibido de los adultos.

La mezcla contenía sangre de animal, ya que según la creencia y tradición entre los maestros de obra debería agregársele para dar resistencia a la edificación.

Lo anterior dio origen a que ya terminada e inaugurada la obra, principalmente las mujeres solas, se abstuvieran de transitar por ahí, ya que aseguraban escuchar los llantos y  “suspiros”  de los niños sepultados que las confundían con sus madres que los habían abandonado.

Los adultos que carecían del don en la lectura señalaban la inscripción localizada en una de las columnas, relativa a datos sobre su inauguración, manifestando que ahí se leían los nombres de los infantes enterrados  “vivos”.

Por muchos años a este puente “Independencia” se le conoció como el “puente de los suspiros”.

Prof. Rubén Jaime Valencia Salazar

“La María”

 


Cerca de una laguna se localizaba la humilde vivienda del matrimonio formado por Juan, hombre con cualidades de trabajador, responsable y fiel a su esposa María, mujer de cuerpo escultural y una gran belleza natural, carecían de hijos, por lo que la María era desconfiada y celosa de su marido.

Cierto día se hicieron presentes en el domicilio algunos vecinos de la ranchería cercana “El Organito”  invitando a la pareja a un baile que se efectuaría en su localidad.

En la fecha señalada Juan determinó que no asistiría  María al baile pero sí lo haría él, durante breve tiempo, sólo para disculparse y mientras  “La María”  quedaría al resguardo de la choza.

Los minutos eran eternos para la celosa y desconfiada esposa por lo que ésta solicitó al diablo le regresara de inmediato a su marido y a cambio le daría su alma; Satanás se hizo presente, la tomó en sus brazos, mientras que “La María” imploraba perdón, lanzando gritos de terror y angustia solicitando auxilio, llamados que se perdían en el silencio y oscuridad de la noche, el demonio la traslada  a un predio próximo conocido  como “La Sepultura”  y el cuerpo sin vida lo deposita en una fosa que él cavó, con sus propias manos.

Juan, a su regreso y ante la ausencia de María solicitó la ayuda de los vecinos quienes le auxiliaron en la búsqueda encontrando, en el predio referido, una lápida de piedra con hoyos en sus vértices y señales de haber sido colocadas velas encendidas.

Ante las apariciones constantes de la difunta María se solicitó al Padre Ramos, de la Hacienda de San Antonio, bendijera la tumba y éste acompañado de los vecinos en una procesión, con velas benditas encendidas, cánticos y rezos llegaron hasta el lugar encontrando que “lucifer” había sacado el cuerpo de la víctima y lo arrojó en el centro de la laguna, iniciándose  así el nombre de “LAGUNA  DE LA MARÍA”.

Prof. Rubén Jaime Valencia Salazar

“La Virgen que crece”.

 


Don Nacho Rolón, jefe de una de las familias que hace más de 150 años llegaron a radicar en un predio que posteriormente se le denominó “El Remudadero”,  realizaba la recolección de troncos de árboles secos para ser utilizados en el fogón y preparar los alimentos, entre éstos encontró uno que semejaba a la Virgen de Guadalupe, optando por separarlo y conservarlo dentro de una caja de, aproximadamente, 30 centímetros  de largo.

A la muerte de Don Nacho el madero fue conservado por su hijo Eleuterio y algunos  años después  el Sacerdote Irineo  Fuentes  Fuentes fue enterado de que el tronco había ido aumentado, paulatinamente, su largor, por lo que con la anuencia de “Tello” lo trasladó a la Capilla de la comunidad en donde permanece y es objeto, cada día doce, de actos especiales concurriendo crecido número de fieles de la región para dedicarle sus oraciones, súplicas o ruegos y aliviar sus carencias, así como para depositar el testimonio de gratitud por el favor recibido.

 

Los años han transcurrido y aquel madero que Don  Nacho escapó de ser devorado por las llamas del fogón mide más de un metro, por lo que los vecinos de El Remudadero y
Fieles concurrentes a su Capilla le conocen con el nombre de “La Virgen que crece”.

Prof. Rubén Jaime Valencia Salazar

EL PERRO CON PATAS DE GALLO.


En los inicios de los años cincuentas hicieron su arribo a Nogueras una familia de apellido Carrillo proveniente de El Tule, Jalisco. José Trinidad era uno de los hijos mayores que estudiaba en un seminario y se encontraba en el período de Diaconado, tiempo que les es impuesto a los estudiantes a efecto de que determinen con precisión el de continuar en su celibato o emprender una vida diferente.

Después de las labores familiares cotidianas y desde el inicio de la noche llegaba Trini a la población de Comala dedicándose a visitar a su ya gran cantidad de amistades, entre jóvenes y matrimonios, con quienes dialogaba y convivía por algunos instantes.

 

El trayecto de regreso al lugar de su residencia lo efectuaba caminando y nunca mas allá de las diez de la noche.

A su paso por el lugar próximo al arroyo inmediato a la localidad observaba un perro de color negro que diariamente caminaba sobre la cerca de piedra localizada al lado sur del camino y llamando su atención el hecho de que siempre dejaba de verse en el mismo espacio.

 

Habían transcurrido algunos días y Trinidad imaginó que los horarios coincidían, él en su retorno y el animal en salir en busca de alimento o consumar alguna necesidad fisiológica.

Ante la continuidad de las visiones iniciaron en Trini algunas interrogantes, por lo que optó en efectuar su paso  en horarios distintos y para su sorpresa el perro también lo hacía, observando que el animal, a medida en que se alejaba de su vista su tamaño era mayor y para disipar sus dudas decidió, en una ocasión, darle alcance y mayúscula fue su sorpresa, de horror y espanto, ya que al estar próximo a él, percibió un pestilente olor a azufre y observó que sus patas, además de enormes, semejaban a las de un gallo con prolongados espolones y al girar su cabeza le mostró sus desarrollados colmillos, saliendo de su hocico y agigantados ojos, continuas lengüeteadas de ardiente fuego.

 

El tiempo había transcurrido y al no retornar Trini a su hogar, en el horario acostumbrado, sus familiares temerosos de que hubiese tenido algún percance fueron en su búsqueda encontrándolo en el lugar con muestras de haber sufrido un inmenso espanto y el que les relató.

Trinidad, familiares y vecinos, al día siguiente, colocaron en el cercado una humilde cruz de palma, después un crucifijo y con el paso de los días Trini decidió no ser Sacerdote, trasladándose por el rumbo de Tecomán, contrajo matrimonio y ya con familia regresó para edificar, con el auxilio de los mismos vecinos, el monumento que aún existe.

Prof. Rubén Jaime Valencia Salazar

© 2013 Tradiciones Comala. Derechos Reservados.

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